Alquilar vallas obra
Alquiler vallas de obra y construcción
En muchas ocasiones, circulando por nuestro lugar de residencia, vemos las calles con vallas de cerramiento anunciando obras. Vallas de obra que acotan e impiden el paso a determinados lugares al haber operarios trabajando. Es cierto que puede llegar a ser molesto, pero no hay mal que por bien no venga, pues además de obligatorias por ordenanza municipal, también son necesarias para evitar accidentes y evitar que la gente que hace uso de las vías públicas, interfiera en el trabajo de los operarios. No lo vamos a negar, las obras son molestas. Provocan mucho ruido, ensucian las calles y hasta nos dejan sin lugar para aparcar, pero son necesarias para arreglar desperfectos, mejorar servicios e infraestructuras y ampliar zonas peatonales y para ocio. El problema real de las obras, es el riesgo físico que puede existir tanto por el tipo de trabajo que se realiza como por la maquinaria que se emplea. Una zona de obras, es una zona por donde sólo los operarios pueden transitar y hay que evitar que el resto de usuarios de las vías pueda acceder. La normativa lo deja claro: “Los frentes del edificio o solar donde se practiquen obras, ya sea de derribo, reforma, ampliación o nueva construcción deberán protegerse de forma que evite, completamente, el peligro de los transeúntes y el deterioro de la vía pública, vallándose todo el perímetro de la obra y colocándose una puerta que sólo sea accesible para el personal que preste sus servicios en la misma, o por el personal autorizado.” Además, aclara que las vallas de cerramiento de obra no deben tener una altura inferior a dos metros y estarán construidas con materiales que ofrezcan seguridad y conservación decorosa, lo que viene a significar que debe estar en buen estado y ofrecer una imagen aceptable.
Tipo de vallas de obra
Las obras deben estar cerradas y el acceso a las mismas queda restringido a los operarios y a personas autorizadas. Cualquier acceso a una obra sin autorización es una violación de las normas y además de arriesgarse a una posible lesión, quizá tenga que arriesgarse también con problemas legales. Para el cerramiento de una obra, las opciones son varias. Siempre según la obra podemos usar diferentes opciones. Por ejemplo, una valla de cerramiento de obra muy común es la valla opaca, una valla fabricada con chapa galvanizada que impide la visión de lo que ocurre en su perímetro. Es básicamente un pequeño muro de chapa de dos a tres metros de altura que se puede combinar co vallas de obra, como por ejemplo, la valla móvil. Una solución fabricada con malla electrosoldada y galvanizada, precisamente la que puedes encontrar en Rentaire a precios de derribo, junto a las bases necesarias para su montaje (En este caso, de material plástico u hormigón). Y por supuesto, no podemos olvidar la valla amarilla, una de las vallas de obra más características. Unas vallas de obra que se pueden ver en cualquier lado y que son muy usadas por los Ayuntamientos y por la policía. Son baratas, fáciles de transportar y versátiles. Las vallas de plástico son la versión moderna de las vallas amarillas, algunas con diseños parecidos, otras con diseños totalmente diferentes. Las vallas de obra de plástico también las llaman “vallas peatonales ecológicas”.
¿Qué es una valla de obra?
Vallas hay muchas y se pueden usar para muchas cosas, pero las vallas de cerramiento de obras son muy características. Una valla de obra es aquella cuya finalidad es la de delimitar espacios donde se están llevando a cabo ciertos trabajos de construcción o reforma. Esto obliga a que sean de materiales resistentes y dentro de lo posible, que no se puedan traspasar fácilmente. Por lo general, las más usadas y las más recomendables son las vallas metálicas, las cuales son muy resistentes, impiden la visión de lo que ocurre dentro y son impenetrables. Para sortearlas, o bien se entra por la puerta, algo restringido a operarios y personas autorizadas. El objetivo de las vallas de obras es impedir que las personas ajenas a la obra, puedan acceder a la misma. Las obras son zonas de riesgo, tanto por los trabajos que se realiza como por la herramienta. Es común encontrar agujeros, montones de escombros, edificios desnudos, picos, palas, herramientas con filo, maquinaria pesada… no es un lugar por el que pasear, precisamente. Con las vallas protegemos a los operarios y también a los transeúntes. Eso sin contar con los edificios o las señales de las vías públicas.
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